ADOLESCENCIA
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
…y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
…y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
AMOR
No, no has muerto, no.
Renaces,
con las rosas en cada primavera.
Tienes , como la vida,
tus hojas secas; tu nieve,
como la vida…
¡Eres eterno, amor,
como la primavera!
Mas tu tierra, amor,
está sembrada
de profundas promesas.
Que han de cumplirse,
que han de cumplirse
aún en el mismo olvido.
¡Eres eterno, amor,
como la primavera!
Dulce brisa que torna,
un día, al alma;
una noche de estrellas,
Hoy bajas, amor,
a los sentidos,
casto como la vez primera.
¡Eres eterno, amor,
como la primavera!
DESNUDOS
Nacía, gris, la luna, y Beethoven lloraba,
bajo la mano blanca, en el piano de ella.
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,
morena de la luna, era tres veces bella.
Era tres veces bella.
Teníamos los dos desangradas las flores
del corazón, y acaso llorábamos sin vernos.
Cada nota encendía una herida de amores,
el dulce piano intentaba comprendernos.
Era tres veces bella.
Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles.
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles.
Era tres veces bella.
PRIMAVERA
Abril, sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.
Mi corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa,
tu luz se dormirá sobre mi frente…
Mi corazón la recogerá.
Eres la primavera verdadera:
rosa de los caminos interiores
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.
Mi corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa,
tu luz se dormirá sobre mi frente…
Mi corazón la recogerá.
¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,
abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!
Mi corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa,
tu luz se dormirá sobre mi frente…
Mi corazón la recogerá.