ESTAMPAS DEL CONVENTO
Tus ojos azules, azules del cielo
de sueño de virgen que sonríe en sueños.
De cima lejana, de mar a lo le lejos,
de brisa que cruza con tímido vuelo.
Azul, azul
son como el agua
que brota del mar
Azul, azul
como el deseo de verte llegar.
De pálida estrella que envuelta en sus vuelos
pase la noche, profunda en silencio.
Tus ojos azules, azules serenos
dicen tus bondades como dos espejos.
Azul, azul
son como el agua
que brota del mar
Azul, azul
como el deseo de verte llegar.
Azul, azul
son como el agua
que brota del mar
Azul, azul
como el deseo de verte llegar.
HA VENIDO MI AMADA
Ha venido mi amada
en un soplo de brisa perfumada.
Ha venido mi amada
y el aire se ha llenado de su dulzura.
El suelo ha florecido,
ha florecido en rosas a su paso.
Y se ha hecho más agudo,
más agudo el perfume del campo.
He sentido temblar
en mis manos, sus manos.
Tú no sabes del horror
de los llantos solitarios.
Ha venido mi amada
y con su voz más pura me ha llamado.
Por los más dulces nombres,
pero se ha estremecido
bajo mi beso helado.
Y ha hundido en la tristeza
de mis ojos, sus dulces ojos claros.
Ha venido mi amada
en un soplo de brisa perfumada.
He sentido temblar
en mis manos, sus manos.
Tú no sabes del horror
de los llantos solitarios.
RECIÉN MUERTO
Me gustaría
que fuese tarde y oscura
la tarde de mi agonía
que quién cerrase mis ojos
tuviese manos tranquilas.
Me gustaría
que los presentes callasen
o llorasen con sordina
que fuesen pocos y aun menos
de los que se necesitan.
Si los que van a matar
le dan todo lo que pidan
dejadme pedir de muerto
lo que a mi me gustaría.
Me gustaría
que en el silencio del mundo
se oyese crecer la espiga
que la tierra fuese dura
como piedra conmovida.
Me gustaría
que me llenasen la boca
la boca de tierra mía
que fuese tarde y oscura
la tarde de mi agonía.
Me gustaría
que quién cerrase mis ojos
tuviese manos tranquilas.